El auge de los bonos terminó en Latinoamérica
La emisión internacional de bonos soberanos y corporativos en la región cayó bruscamente a un mínimo de seis años en el tercer trimestre.
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La emisión internacional de bonos soberanos y corporativos en Latinoamérica y el Caribe cayó bruscamente a un mínimo de seis años entre julio y septiembre. La desaceleración de China afectó negativamente al sentimiento dada la persistente dependencia de la región de la exportación de materias primas, precios que han caído muy por debajo de los alcanzados durante los máximos del súperciclo entre 2011 y 2012, siendo poco probable que se recuperen significativamente.
La escalada de la crisis política y económica en Brasil –la economía más grande de la región– también golpeó la actividad de los bonos. La perspectiva para 2016 se mantiene poco clara, con el agravante de un inminente, aunque leve, endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos, que incrementará los costos de financiamiento.
Según Dealogic, proveedor especializado en información financiera con base en Londres, el volumen total alcanzó los US$ 10.300 millones con 16 transacciones en el tercer trimestre. Ambos datos son alrededor de dos tercios más bajos en base anual y alrededor de 60% en base trimestral. Lo que la emisión de bonos reflejó fue las todavía abundantes condiciones de liquidez global que ofrecen oportunidades a emisores seleccionados de la región.De hecho, a mediados de septiembre, la Reserva Federal estadounidense decidió posponer el “despegue” de su tasa de interés referencial.
“Efecto samba” de Brasil
La significativa caída en la actividad internacional de bonos en América Latina y el Caribe durante el tercer trimestre estuvo impulsada por la ausencia de Brasil en el mercado y el contagio al resto de la región. El escándalo de corrupción de la estatal Petrobras está contribuyendo a la mayor recesión en 25 años y elevando la tensión política. Standard & Poor’s, una de las tres grandes agencias de calificación, despojó a Brasil de su codiciado grado de inversión en septiembre, elevando el riesgo del país, y la difícil situación de algunas empresas brasileñas, principalmente Petrobras, ha alimentado el sentimiento negativo hacia los activos del país, tanto a nivel local como internacional.
Petrobras se vio obligada recientemente a cancelar sus planes para recaudar el equivalente de US$ 790 millones en el mercado de bonos local. Esto obstaculizó el financiamiento para otras empresas, incluyendo muchas multinacionales con gran presencia en Brasil, que encuentra difícil levantar fondos en el mercado local y extranjero. La preocupación sobre el balance de cuentas del gigante sudamericano limitó también el acceso a los mercados internacionales para otros emisores en mejores condiciones. Este es el caso de México, tradicionalmente el segundo mercado emisor más importante, que en el tercer trimestre sólo colocó US$ 532 millones en el mercado internacional, frente a los US$ 4.000 millones del mismo período en 2014 y los
US$ 8.000 millones entre abril y junio de este año.
Inversionistas más selectivos
En el nuevo contexto económico global, a los inversionistas ya no les atraen exclusivamente los altos rendimientos como ocurría en el pasado, y ahora buscan también activos de mayor calidad. Esto explica, por ejemplo, el cambio en el ánimo hacia Argentina, que había atraído inversionistas extranjeros a gran escala de nuevo a principios de este año (especialmente a través del bono por US$ 1.500 millones emitido por Yacimientos Petrolíferos Fiscales, YPF, la petrolera estatal argentina), en medio de la perspectiva de mejoras políticas para el próximo año. Argentina no tuvo actividad internacional de bonos durante el tercer trimestre y sus emisores soberanos y cuasi-soberanos experimentaron poco interés por las ofertas denominadas en dólares en el mercado local, como ha sido el caso de los trimestres anteriores. Los inversionistas ahora parecen estar a la expectativa de cuáles serán los planes del gobierno que se forme en diciembre para afrontar los desbalances macroeconómicos de Argentina.
Los tenedores de bonos que continúen comprando activos con grado de inversión en la región exigen ahora una mayor rentabilidad. Un ejemplo son las notas por US$ 1.500 millones vendidas por Colombia a mediados de septiembre con un rendimiento de 4,653%, 30 puntos básicos por encima de los niveles indicados por la curva de rendimiento en el momento de la emisión. La demanda apenas superó el doble de la oferta propuesta, comparado con las cinco veces o más de ofertas anteriores. Aún así, la transacción fue vista como un éxito por el país, dada la creciente cuenta corriente y déficit fiscales y el mediocre crecimiento del PIB debido al golpe a los sectores energético y mineros, claves para Colombia, de los bajos precios globales.
Otros emisores con grado de inversión pudieron acceder al mercado internacional de bonos en el tercer trimestre, con la demanda parcialmente motivada por los esfuerzos de los inversionistas por rebalancear sus carteras hacia el crédito más fuerte en la región. En este contexto, a mediados de agosto, Perú vendió
US$ 1.250 millones en un bono a doce años y a principios de septiembre la chilena Corporación Nacional del Cobre (Codelco) colocó un bono a diez años por US$ 2.000 millones.
Pese a su estatus de “basura”, el desempeño mejor de lo esperado de los bonos jamaicanos de los últimos meses en el mercado secundario (gracias a ajustes fiscales bajo el programa del FMI), llevó a que los inversionistas compraran US$ 2.000 millones de un bono del país en tramos dobles de 12,8 y 13 años. Los fondos se han utilizado principalmente para cancelar la deuda pendiente con la estatal Petróleos de Venezuela a través del mecanismo de financiamiento petrolero conocido como PetroCaribe.
Nueva realidad del mercado
La era de demanda exuberante por activos de alto riesgo y altos rendimientos de los mercados emergentes parece haber llegado a su fin, al menos por el momento. Los mercados permanecerán altamente volátiles y sensibles a los eventos de la economía internacional, sobre todo en lo referente a la desaceleración de China y a las decisiones de la Fed en EEUU.